viernes, 26 de noviembre de 2010

CONFIGURACIÓN DE DIOS COMO PERSONAJE LITERARIO EN LA BÚSQUEDA DEL SANTO GRAAL



La Búsqueda del Santo Grial es un texto que conforma uno de los cinco núcleos que componen la famosa Vulgata (recopilada en 1230, aunque las leyendas artúricas ya tenían más de cien años de existencia). Trata sobre la búsqueda de un objeto místico y maravilloso conocido como el Santo Graal; es una novela que adquiere una trascendencia mística y alegórica en la que lo numenal cede el sitio a lo poético y a lo metafórico. A lo largo de este ensayo se analizará la configuración de Dios como un personaje literario, es decir, cómo el Señor se va caracterizando a lo largo de la novela a través de su manifestación en varios elementos de la historia. Las acciones, los objetos, los hechos, los sueños: todo confluye en un mismo punto, en un Dios sanador, alimentador, redentor, castigador, ejemplificador, piadoso, etc.

Para llevar a cabo el propósito de este ensayo, se analizará la configuración de Dios como personaje literario a partir de cuatro elementos: El Santo Grial, Galaz, los hechos, y por último, los sueños y las visiones. Se tendrán en cuenta episodios específicos de la novela con el fin de sustentar lo previamente afirmado, aunque no todos serán expuestos. Por último, se concluirá lo recopilado a lo largo del análisis realizado y se contestará lo siguiente: ¿Quién es Dios en La demanda del Santo Grial y qué características hacen de Él un personaje más en la historia?

EL SANTO GRIAL- Sanador, Alimentador, Redentor
En primera instancia, es preciso entender qué es el Santo Grial. Para ello, se citará a continuación parte del prólogo de la edición preparada por Carlos Alvar:
El Graal es un objeto difícil de identificar: en principio, los autores suelen considerarlo como una especie de escudilla o de fuente; pero después de Chrétien empieza a definirse como algo mucho más concreto: en unos será el Vaso que sirvió para recoger la sangre derramada por Cristo al recibir el lanzazo de Longinos; para otros, es la fuente que llevaba los manjares en la Ultima Cena. Algunos críticos actuales han pensado en tradiciones celtas, mientras que otros estudiosos vieron en el Graal y la lanza sangrante la pervivencia de ciertos ritos paganos relacionados con la fertilidad. Por último, hay quien señala el paralelismo existente entre la procesión del Graal y algunas manifestaciones litúrgicas del rito bizantino. Por fin, también hay quien ha encontrado motivos de carácter judío”. (ALVAR: 1987, 10).

Pues bien, aunque se le hayan otorgado diferentes definiciones, es seguro que el Santo Grial es un objeto sagrado. En el texto el Santo Grial es la manera en que Galaz puede llegar a obtener un conocimiento trascendental y convertir al paraíso terrenal en celestial. La Búsqueda (o Demanda), es una persecución de “un dominio superior, más espiritual, más cercano a lo divino” (GARCÍA GUAL: 1996, 129). Vale la pena preguntarse si Dios se manifiesta a través de dicho objeto: ¿Es acaso en vano que el Santo Grial haya entrado al palacio y llenara las mesas de comida, o que sanara a un enfermo junto a Lanzarote, o que sucediera la transubstanciación del mismo Jesús durante la Eucaristía celebrada por Josofes? A continuación, se analizarán estos tres episodios en los que Dios se puede percibir como personaje a través de un objeto místico.

La primera aparición del Santo Grial ocurre en el palacio del rey Arturo: “Y cundo ya llevaban un rato así, que ninguno de ellos había podido hablar, entró el Santo Grial, cubierto con un jamete blanco; nadie logró ver quién lo llevaba. Entró por la puerta del palacio y una vez que estuvo dentro, el salón se llenó de buenos olores (…) y conforme pasaba por las mesas, éstas quedaban dispuestas con la comida que cada uno quería”. (ALVAR: 1999, 31). El mágico movimiento del Grial es irreal: algo lo tuvo que haber impulsado, ¿La mano de Dios? Teniendo en cuenta que el Vaso es aquel donde Jesús bebió el vino en la última cena, podría dársele una connotación de salvación. Es decir, el Santo Grial es la representación de un Dios que alimenta, que suple las necesidades no sólo físicas, sino del alma. Cuando todos presenciaron la manifestación divina a través de un objeto místico se sintieron reconfortados, protegidos, alegres y felices. Ese dios refugiado en el Vaso es un Dios que alimenta: que salva, que reconforta. 

Otro episodio en el que aparece la figura de Dios a través del Santo Grial es en el momento en que Lanzarote duerme ante una cruz: “(…) contempla el candelabro que viene hacia la cruz, pero no consigue ver quién lo trae y se maravilla mucho; después ve venir sobre una mesa de plata el Vaso Santo (…) el mismo vaso que se llamaba Santo Grial”. (Alvar: 1999, 80). Lo que ahora ocurre es que Lanzarote no está solo, sino con un enfermo que al ver el objeto místico “se siente completamente aliviado de todos sus males” (Alvar: 1999, 81). Ahora el Santo Grial muestra que Dios no sólo alimenta, sino que también sana. Y, al igual que con el alimento, el vaso sana cuerpo y alma pues el enfermo se revitaliza completamente: el tono de su diálogo evoluciona a un estado de felicidad perenne. Pero ocurre algo más: el enfermo, impulsado por un caballero que aparece de la nada, se lleva los instrumentos que Lanzarote tenía para poder ser partícipe de la búsqueda del Grial (sus armas y su caballo). ¿Es Dios quien hace que esto así ocurra? No se puede saber con certeza, aunque es seguro que este episodio evidencia un Dios que sana al que lo necesita y al que lo adora. Es arriesgado afirmar que castigó a Lanzarote por haberse quedado dormido, pero ciertamente no lo protegió y permitió que se le despojara de aquello que precisamente lo iba a ayudar a conseguir el paraíso celestial a través del Grial. Otro episodio que también evidencia la intención sanadora de Dios a través del Grial es cuando Galaz sana al rey Tullido al final de la novela.

Hay un tercer episodio en el que aparece el Vaso Santo: al final de la novela, cuando Josofes desciende de los cielos y celebra la Eucaristía en compañía de Galaz, Perceval y Boores. Es entonces cuando ocurre la transubstanciación, y el rito cristiano realmente revive el mito: “(…) tomó de dentro del Santo Vaso una oblea que estaba hecha a semejanza de pan. Al elevarla, descendió del cielo una figura como de niño, cuyo rostro era tan rojo y ardiente como el fuego; se metió en el pan, de tal modo que los que estaban en la sala vieron sin dificultad que el pan tenía forma de hombre de carne”. (Alvar: 1999, 316). Luego, de este mismo Grial aparece la figura física del mismo Jesucristo (que teniendo en cuenta la Trinidad cristiana, es el mismo Dios) y les da la comunión: ahora es más claro que nunca que detrás del Grial hay un Dios omnipotente que alimenta, que sana, que sirve. El vaso es un instrumento que sirve para calmar la sed, y asimismo pretende Dios servir a sus caballeros. Es evidente que este Dios se manifiesta a través del Grial para proponer un ideal de vida “demasiado monástico, demasiado ascético para los caballeros”. (García Gual, 137), y los invita a despojarse de lo terreno para llevarlos a un estado celeste.

Puede concluirse entonces, que así como lo afirma Pauphilet: <<El Grial es la manifestación novelesca de Dios>>. Pero es menester afirmar que Dios como personaje literario también se manifiesta a través de otros fenómenos y recursos empleados por el autor, tal como se verá a continuación.  

GALAZ- El ideal de Hombre

Galaz es el caballero elegido por las profecías para llevar a cabo la búsqueda del Santo Grial. La caracterización de dicho personaje puede resultar bastante controversial, pues llega hasta el punto en que se le equipara al mismo Jesucristo. Valdría la pena preguntarse el carácter humano de Galaz, pues parecería ser un personaje celestial que, tal como lo afirma García Gual, carece de hondura humana:
“El protagonista de La Búsqueda es demasiado puro para tener una psicología interesante. Galaad, el Redentor, educado por santos monjes hasta la hora de sus aventuras, guiado siempre por la gracia divina hasta el final, predestinado a la virtud extrema y a su papel de Mesías, carece por ello mismo de hondura humana. Carece de esa complejidad que tienen otros personajes que se enfrentan a la tentación, al sufrimiento y al riesgo del fracaso. Es una criatura demasiado espiritual, que cruza por los sucesivos episodios en triunfo, hasta la revelación final del Grial y su inmediata muerte, en divino éxtasis”. (García Gual, 138).

¿Puede afirmarse que Dios se manifiesta como personaje a través de Galaz? Es posible. Uno de los problemas de equiparar a Galaz con Jesucristo es, en una instancia, que sus padres son muy distintos: de sus madres, una está en el pecado y la otra nació sin pecado original, y de sus padres, uno es el mismo Espíritu Santo y el otro es un personaje tan controversial como Lanzarote. Sin embargo, cuando este personaje se va caracterizado a través de los hechos, es posible percibir tintes celestiales en él (no tan humanos). Se podría concluir entonces que Dios utiliza a Galaz como instrumento para que él ejemplifique el ideal de perfección terrena. Por eso lo guía y nunca lo desampara: porque simplemente no puede perderlo.

¿Por qué Galaz es el único personaje que no puede caer en manos de la tentación, o de la lujuria, o del orgullo, como el resto de los caballeros? Porque ese Dios que se encuentra presente a lo largo de la novela lo necesita, así como alguna vez necesitó que Jesús viniera a la Tierra a predicar la Palabra Divina.  Es evidente que el Dios de este texto es un personaje que quiere intervenir, que desea manifestarse de manera física y mística al mismo tiempo. Todo esto con el fin de plantear un estilo de vida ascético y monástico: es decir, el estilo de vida de Galaz.

En conclusión,  Dios se manifiesta a través de Galaz con el fin de educar a los demás, de brindarles un ejemplo de vida. Por eso a él se asemejan mucho Perceval y Boores: personajes castos y puros que por más tentados que estuvieran, no cayeron a manos del Enemigo. Pero a ese Dios se le olvida el carácter humano del resto de los caballeros que no fueron profetizados: son simples mortales que viven su vida en cuerpo y en alma, y que sufren en ese campo de batalla terrenal. De batalla porque el ambiente de la novela es un campo de Troya en el que Dios y el Diablo “montan su fantasmal espectáculo para que los caballeros pongan a prueba su virtud y los monjes glosen el sentido de los sucesos”. (García Gual, 137). Podríamos afirmar que este Dios pretende que los caballeros nieguen su condición humana y terrenal para así lograr llegar al paraíso celestial y derrotar al Enemigo, pero ¿hasta qué punto entiende esta deidad las batallas que se llevan a cabo dentro del corazón de cada caballero? ¿Acaso entiende las pasiones carnales como un proceso natural en el ser humano? Y es que no hay nada que le dé más sentido a la humanidad que el amor, que el erotismo, el deseo, el llanto, el abatimiento, etc.  Es un Dios que en cierta medida, invita a negar la esencia humana a través de Galaz.

LOS HECHOS- El castigador

Anteriormente se comentó la manera en que este Dios desea intervenir constantemente a lo largo de la novela. Pues bien, algunos hechos ocurridos en ciertos episodios demuestran esa urgencia de hacerse manifestar y de proteger a Galaz, su personaje “estrella”, a toda costa. También caracterizan al Señor como el castigador como se verá a continuación.

Por una parte, la constante intervención de caballeros blancos hace pensar que Dios desea castigar a aquellos que desobedezcan la Palabra Divina. La religión cristiana habla de un Dios piadoso y bondadoso que perdona y no castiga. ¿Qué ocurre con el Dios de la Demanda del Santo Grial? ¿Por qué los reprocha y se manifiesta violentamente a través de caballeros blancos? Existen varios episodios en los que aparece la figura del caballero blanco enviado por Dios, pero el que mejor lo ejemplifica es aquel donde el Rey Bandemagus intentó llevarse el escudo blanco y fue herido por un caballero blanco[1]. Lo más impactante de este episodio es la violencia con que el caballero ataca al Rey, y la explicación que le da al ataque:
“-Señor caballero, fuisteis demasiado atrevido y necio al colgar este escudo de vuestro cuello, pues no está permitido que lo lleve ningún hombre si no es el mejor caballero del mundo. Y por vuestra falta, me envió Nuestro Señor para que tomara venganza”. (Alvar: 1999, 47).
¿Para que tomara venganza? Pues bien, es preciso afirmar que a través de los caballeros blancos que irrumpen en la trama novelesca, el Dios se manifiesta como una deidad vengativa e interventora. Desde las historias del Antiguo Testamento (Moisés, el Arca de Noé, entre otras), nunca se ha mostrado un Dios violento y castigador en la Biblia. Pero en La demanda del Santo Grial es diferente: es un Dios poderoso que está dispuesto a cualquier cosa con tal de triunfar esa batalla con el Enemigo, y por ello sanciona a los caballeros que alguna vez le juraron un estilo de vida ascético. Otro episodio en que Dios se muestra como un ser vengativo es cuando Melián es herido al robar una corona por dos caballeros (que eran sus dos pecados): ¿No es acaso parte de nuestro libre albedrío decidir cómo actuar? ¿Por qué Melián fue fuertemente castigado? Porque fue infiel e incumplió el juramento que alguna vez hizo al entrar a la caballería y su libertad estaba limitada en el momento en que decidió hacerlo.

Otros hechos que caracterizan a Dios son los signos que se encuentran en los objetos que los personajes encuentran a lo largo de la novela, tales como las instrucciones escritas. Aunque los caballeros vayan en busca de aventuras, es claro que algo lo está guiando a través de signos escritos, a continuación se expondrán algunas citas de ellos:
“NADIE ME SACARÁ DE AQUÍ, A NO SER AQUEL DE CUYO COSTADO DEBO COLGAR, ÉSE SERÁ EL MEJOR CABALLERO DEL MUNDO” (Alvar: 1999, 20).
“TENTE, CABALLERO QUE VAS BUSCANDO AVENTURAS, HE AQUÍ DOS CAMINOS; UNO A LA DERECHA Y OTRO A LA IZQUIERDA. TE PROHÍBO QUE ENTRES EN EL DE LA IZQUIERDA, PUES DEBE SER MUY ESFORZADO EL QUE EN ÉL ENTRE, SI ES QUE QUIERE SALIR; SI ENTRAS EN EL DE LA DERECHA, MORIRÁS PRONTO” (Alvar: 1999, 60).
Hay más ejemplos de dichas inscripciones, pero por ahora sólo conviene concluir que el Señor ha preparado absolutamente todo para que ocurra de una manera determinada, y si alguno intenta cambiar el “destino” que ya ha sido trazado por Él, morirá. ¿Dónde queda la libertad? Relegada a un segundo plano, mientras Dios intenta ganar la guerra con el Enemigo. El único capaz de mover los objetos y de sobrevivir a los caminos más peligrosos es Galaz, su instrumento. Es un Dios castigador que adecua los hechos a su conveniencia: desprecia la hondura humana.

No sólo son inscripciones, sino también voces las que aparecen en diferentes episodios de la novela. Las voces que oyen los personajes son una clara intervención de Dios, quien pretende señalarles sus errores, sus aciertos, y la manera en que deben actuar. Una de las voces más impactantes en la novela es aquella que habla con Lanzarote, después que éste se quedara dormido frente al Vaso Santo: “(…) oyó una voz que decía: -Lanzarote, más duro que la piedra, más amargo que la madera más inútil y más vano que la higuera, ¿cómo has sido tan atrevido que osaste entrar en el lugar donde viste el Santo Grial? Vete de aquí, pues este lugar ha sido infectado con tu entrada. Al oír estas palabras, se siente tan dolido que no sabe qué hacer”. (Alvar: 1999, 83). ¿Infectado? ¿Un Padre amoroso, bondadoso y piadoso diría esas palabras a su propio hijo? Dios se manifiesta a través de una voz que lo evidencia como un ser impaciente y violento: el sentido de esta frase trasciende las barreras de un simple propósito moralizante para herir directamente al personaje. El sufrimiento de Lanzarote adquiere una hondura humana excepcional, pues quien supuestamente lo ama y desea lo mejor para él, lo reduce completamente al compararlo con una enfermedad. Es un castigo verbal.

Otro episodio en el que se evidencia un Dios castigador es aquel en el que Lanzarote pierde la vista y la fuerza del cuerpo por veinticuatro días. ¿Penitencia? No. La penitencia es voluntaria, ¿acaso se le consultó a Lanzarote si quería perder su fuerza vital durante veinticuatro días? Y el castigo es por haberle servido por veinticuatro años al Enemigo: esto evidencia esa batalla infierno-celestial que Dios quiere ganar a toda costa. Durante ese estado de letargo, Lanzarote conoció las verdades trascendentales, y en ese sentido el castigo no fue tan violento. Es evidente que Dios se manifestó físicamente en el cuerpo de Lanzarote para hacerle comprender el error en el que estaba por su mirada pecadora y una vista sucia de “inmundicias terrenas”.

Uno de los hechos más memorables de la novela es el momento en que un brazo de fuego desciende del cielo para proteger a Boores del ataque de su hermano Lionel:
 “Entonces descendió entre los dos un brazo de fuego, semejante a un rayo: venía del cielo y de él salía una llama tan admirable y ardiente que los dos escudos se quemaron y ellos dos quedaron espantados, de tal forma que cayeron ambos a tierra y estuvieron un gran rato sin conocimiento. Cuando se volvieron a levantar, se miraron duramente y pudieron apreciar que la tierra estaba roja entre ellos dos por el fuego que había habido; pero al ver Boores que su hermano no tiene ningún daño, tiende las manos hacia el cielo (…)”. (Alvar: 1999, 231).
Este hecho trasciende la manifestación de Dios detrás de algo o de alguien, porque surge de los cielos una forma física pero al mismo tiempo, mística, de Dios. Nuevamente puede verse un Dios interventor que protege a su caballero (dado que éste le ha sido siempre fiel) y castiga a su hermano. Sin embargo, no es un castigo violento, sino que por el contrario, no dejó a ninguno herido. ¿Hay piedad en este hecho? Probablemente. Es un Dios castigador pero, en este caso, piadoso con Lionel y Boores.

En conclusión, es posible afirmar que Dios se manifiesta a través de diversos hechos en la novela y es entonces cuando se configura como una deidad castigadora. Castiga a quienes le han sido infieles, pero en cierta medida, se muestra como un ser piadoso.

LOS SUEÑOS, LAS VISIONES - El guía

A lo largo de la novela, Dios se manifiesta como un guía a través de los diversos sueños y visiones que experimentan los caballeros. Aunque nunca logren comprender a cabalidad el significado de los mismos, los ermitaños presentes a cada instante se encargan de hacer explícita la voluntad del Señor. Estos sueños y visiones hacen de la novela una interesante alegoría que apunta a una intención moralizante: “Todo es fantasmagoría que encierra una doctrina moral. (…) Las enseñanzas de la Queste están impregnadas de espíritu monástico. La senda que lleva al Santo Grial es un sendero de perfección ascética cuyo ritual es preciso y supone tanto una ascesis interior (…)” (García Gual, 133).

Hay bastantes episodios en los que los personajes experimentan esta clase de sueños y visiones. En primera instancia, se tendrán en cuenta tres los sueños de los caballeros. Uno de ellos es el sueño de Perceval cuando él estaba en una isla: soñó con dos damas, una bella joven montada sobre un león y otra (más vieja y decrépita), sobre una serpiente. La joven le dice que se prepare para luchar contra el “campeón más temido del mundo” y la vieja le reclama el haber matado a su serpiente y le pide ser su vasallo; él se niega. A través de este sueño es que Dios hace entender a Perceval la importancia de la Nueva Ley y de la buena interpretación de la Palabra Divina: es un Dios que guía a su caballero para que éste no caiga en brazos del Enemigo.

Otro de los sueños que es importante tener en cuenta es el que tuvo Galván, quien sueña con ciento cincuenta toros, de los cuales tres sobresalen por su color: dos toros son color blanco, y el otro era manchado pero no estaba manchado. A través de este sueño, Dios se manifiesta y guía a Galván para que éste comprenda el sentido de la búsqueda: enseña que con humildad, paciencia y fuerza es que Perceval, Boores y Galaz lograrán triunfar. Héctor también sueña que es rechazado en casa de un rico y con Lanzarote caído: esto evidencia que Dios quiere hacer entender tanto a Galván como a Héctor la importancia de la caridad, el amor y la abstinencia. Se muestra bondadoso y resalta la labor de Galaz, Perceval y Boores, ejemplificando su ideal de hombre.

Hay muchos otros sueños presentes, lo importante es señalar el carácter moralizante de los mismos. Dios se manifiesta a través de ellos para guiar a los personajes e intentar mostrarles el camino ascético que el caballero ideal debe tomar. Por otra parte, ahora se tendrán en cuenta las diversas visiones que los personajes de la novela tienen a lo largo del desarrollo de ésta. En primer lugar, se tendrá en cuenta la visión que Lanzarote tuvo con siete reyes y dos caballeros y un joven sobre un león que adquiría alas y volaba por todo el mundo. No es claro si es un sueño y una visión, pero es seguro que Dios quería guiar a Lanzarote, enseñarle su linaje (que eran los siete reyes y un caballero), mostrarle quién era él (un caballero que había jurado fidelidad) y quién era su hijo Galaz (el joven sobre el león, iluminado por Dios): el Señor intenta darle una identidad a Lanzarote para que éste pueda comprender el sentido de la búsqueda: lo impulsa a seguir adelante, a luchar contra la tentación.

Por último, se tendrá en cuenta una visión que tuvieron Galaz, Perceval y Boores, en el que vieron un ciervo blanco y cuatro leones que los llevaron a una capilla. Allí el ciervo se convirtió en un hombre, y los leones en hombre, águila, león y buey. Allí los caballeros comprenden la importancia de la transubstanciación (el ciervo convertido en hombre) y de los cuatro Evangelistas (los cuatro leones): “<<El Alto Señor ha mostrado, aquí y en muchos otros lugares, las virtudes  a los hombres buenos y a los caballeros, igual que ha hecho con el ciervo que iba acompañado por cuatro leones; así lo hizo para que los vieran y tomaran ejemplo” (Alvar: 1999: 280). Es evidente en la frase previamente citada que Dios quiere guiarlos, darles ejemplo. Varias visiones se quedan sin nombrar en el presente ensayo, pero todas cumplen esa labor alegórica en que el mito trasciende a la poesía y la realidad adquiere dos dimensiones.

CONCLUSIÓN
Al principio del presente ensayo se planteó un cuestionamiento que vale la pena retomar: ¿Quién es Dios en La demanda del Santo Grial y qué características hacen de Él un personaje más en la historia? Dios es un ser de varias facetas. A través del Santo Grial se manifiesta como el sanador, el alimentador y el redentor; a través de Galaz manifiesta sus ideales del hombre perfecto; y a través de las visiones y de los sueños pretende mostrar el futuro, guiar a los caballeros, darles algo de conocimiento trascendental, aunque requieran de un ermitaño para entender el verdadero significado de estas manifestaciones alegóricas de la realidad. Pero al mismo tiempo también se muestra como un personaje castigador y vengativo algunas veces, que a diferencia del Dios Bíblico, interviene directamente en la acción de los personajes, invitando a cuestionar la existencia de un destino predeterminado en la novela: ¿Acaso ya lo tenía todo predispuesto y le niega a sus personajes la posibilidad de alterar la realidad? Puede ser.

A veces puede también mostrarse como un personaje impaciente que impulsa a los caballeros a negar su propia condición humana para que ellos pasen de la caballería terrestre a una caballería celeste. Niega las pasiones, el conocimiento trascendental, lo erótico: es un personaje que, en medio de su lucha con el demonio, pretende apoderarse de sus caballeros y hacerlos parte de su legión ascética, monástica y casta. Tiene un ideal de hombre un tanto distorsionado, en la medida en que desea que todos sean iguales a un personaje como Galaz, quien carece de hondura humana.  

Valdría la pena cuestionarse si los personajes de la novela actúan por miedo a ese Dios omnipotente que se muestra como el castigador, el triunfador de la batalla con el enemigo, el que les dará un paraíso celestial a cambio de la fidelidad, o si realmente actúan por fe. Él los relega a un segundo plano, los hace negar su condición humana. Pretende que vayan en una búsqueda de algo que no van a entender: “esta empresa no es búsqueda de cosas terrenales, sino que debe ser la persecución de los grandes secretos y misterios de Nuestro Señor (…) le hará ver lo que el corazón mortal no podría pensar y lengua de hombre terrenal no podría decir” (Alvar: 1999, 36).







BIBLIOGRAFÍA

·                  ANÓNIMO. La búsqueda del Santo Grial. Introducción y traducción de ALVAR, Carlos. Alianza Editorial. Madrid, España: 1999. (04-06-10).

·                  ANÓNIMO. Demanda del Santo Graal. Edición preparada por ALVAR, Carlos. [Texto electrónico: pdf].  1987. (20-05-10).

·                  GARCÍA Gual, Carlos. Historia del Rey Arturo y de los nobles y errantes caballeros de la Tabla Redonda. Alianza Editorial. Madrid, España: 1996. (04-06-10).

·                  ROLLIN Patch, Howard. El otro mundo en la literatura medieval. Fondo de Cultura Económica. México, Buenos Aires: 1956. (04-06-10).


[1] “(…) mira hacia la ermite y ve venir de aquella parte un caballero con armas de color blanco que avanzaba tan deprisa como podía su caballo (…) quiebra en él la lanza, que vuela en trozos; pero el caballero blanco, que lo cogió por sorpresa, le da tan fuerte que le rompe las mallas de la loriga, metiéndole por medio del hombro izquierdo el cortante hierro. (…) El caballero le quita el escudo (…)”(Alvar: 1999, 46).

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